.jpg)
Acerca de comparaciones sin contexto
Gracias por solicitar nuestra opinión en un tema tan sensible como el Desarrollo de la Nación. Las comparaciones entre Chile, Suiza y Costa Rica descontextuadas pueden arrojar datos alarmantes pero poco significativos cuando se trata de realizar un diagnóstico y buscar soluciones.
En Costa Rica, existen las condiciones necesarias para emular a esos países, pero hay una diferencia básica: A diferencia de esas naciones, en la enseñanza formal costarricense, en escuelas, colegios y universidades ha prevalecido el paradigma de que el éxito y el fracaso individual está determinado por el “tener” o poseer bienes de consumo y/o “estar” ocupando puestos de relevancia o poder. Consecuentemente las escuelas de economía y administración de negocios de nuestras universidades, públicas y privadas han puesto todo su énfasis en solo uno de los dos aspectos fundamentales de la economía: la producción, asumiendo que existe un orden natural u homeostático que se encargará automáticamente del segundo aspectos esencial: La distribución. Por ello en nuestras universidades no hay una solo materia que hable de las asimetrías en la distribución de la riqueza. Ni en el gobierno hay un solo ministerio ni oficina que se encargue específicamente de esta materia como si lo hay en comercio internacional, producción, planificación y economía. Por ello, pese a que los índices económicos de producción y recaudación se mantienen estables en los diferentes períodos de gobierno, incluso mostrando superávit, la brecha en la distribución se ensancha. Hoy en día vivimos una Costa Rica con sectores exigiendo niveles de vida del primer mundo, supe carreteras, salud privada y salarios de seis cifras, a costa de otro, que según los informes de organismos internacionales y nacionales engrosa las cifras de pobreza y que se manifiesta a través de los síntomas que observamos cotidianamente: inseguridad ciudadana, la deserción en los sistemas educativas, la mafias juveniles, barriadas de tugurios y los indigentes.
El cambio del paradigma para lograr índices como los de Chile o Suiza no consisten en enseñarnos puntualidad, ni hacer relojes o chocolates, o tener súper carreteras, celulares muelles y aeropuertos privados. El cambio es más profundo y tiene que ver con la educación de cada uno de nosotros, con la función social que cumplimos como maestros y profesores, con los valores del funcionario público, con políticos sensibilizados, y con empresarios consientes que el lucro no es el único y exclusivo motivo de permanencia del ser humano en este mundo. En síntesis el cambio consiste en cambiar el paradigma de la individualidad y el egoísmo por el de la solidaridad y el cristianismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario